BESAR LAS PIEDRAS.

 

Caer en un pozo sin fondo. Solo faltaba el derrumbe de la reputación del Barça ( después del catastrófico 2 – 8), la detención de Bartomeu ha sido como apalear a un enfermo de anemia. Moribunda es, ciertamente, la situación del país. Ya  no es tiempo de discutir cual es la causa de la decadencia, si el drenaje fiscal que denuncia un grupo de economistas relevantes (Casas, Montserrat , Raventós ) o el círculo vicioso al que nos codena el independentismo. Si los economistas citados tienen razón en el tema de la fiscalidad , parece evidente que favorecer en plena pandemia el vacío de poder de la Generalitat no es la mejor manera de defender la débil economía catalana. Suponiendo que la fiscalidad sea la causa dela decadencia, parece que el independentismo haya decidido convertir la decadencia en irreversible.

La violencia que ha dejado, en una caricatura de 1936, las calles en manos del anarquismo destructivo es la guinda del pastel de la degradación catalana. Un degradación que comenzó mucho antes del proces y que respondía inicialmente a factores externos. Si yo, el domingo pasado, hubiera podido situarme en el lugar de Jordi Évole sin duda no habría conseguido emular aquella filigrana: situar al expresidente Aznar contra las cuerdas varias veces sin violentarlo en ningún momento. Pero habría preguntado a Aznar por sus artículos en La Nueva Rioja de 1978 y por su visión del pacto constitucional. Aznar ya cuestionaba el título VIII cuando estaban redactando la Constitución dos catalanes ilustres ( Roca i Junyent, Solé Tura) y un sabio conservador , Herrero de Miñón, que años después redactaba con Ernest Lluch un libro que proponía evolucionar nuestro sistema político hacia la fórmula de los Austria, confederal avant la lettre.

Ahora bien, en el contexto de recentralización que se inició con Aznar, lo más sensato sería acumular fuerzas: fomentar el reagrupamiento de los catalanes en torno al mínimo común denominador. Si embargo, pasados los primeros años de ilusión., el independentismo ha hecho imposible todo pacto con los que no comparten su ideario ( a los que responsabilizan del encarcelamiento de sus líderes, cuando son los errores de estos líderes, y sus decisiones tan improvisadas  como ilegales, los factores que han vitaminado la prepotencia judicial). El independentismo ha vuelto a ganar. Pero no tiene suficiente fuerza para cambiar el statu quo. ¿Rectifica de estrategia? ¡ Nooo: rectificar sería de sabios! Favorecer el suicidio colectivo es más enternecedor. Si los factores externos impulsaron la depresión catalana los factores internos refuerzan esa depresión con contumacia y desparpajo inagotables. Políticos y votantes que cinco años atrás se declaraban centristas , liberales o de derechas, ahora, como corderitos en el matadero , hacen la pelota a  quien ya hizo decapitar a Artur Mas . El país se hunde, el partido que en cifras relativas ha crecido más es Vox, pero las clases medias  catalanas han decidido besar las piedras que destruyen sus propias tiendas.

Muchas gracias a Antoni Puigverd.

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John Starling.

 

 

 

prepotrncia judicial ) El independentismo ha vuelto a ganar

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